viernes, 20 de noviembre de 2009

APRENDE BIOLOGIA SIN SALIR DE CASA

Llegas a casa y a medida que abres la puerta un olor extraño te perfora la pituitaria… preludio de lo que te vas a encontrar en cuanto des dos pasos más y asomes el morro a la cocina.

Anda!! que han hecho obras en casa mientras tú estabas fuera!!! Que significan sino esas pisadas acompañadas de crujidos como si estuvieras cruzando las obras de la M30??? Ah, pues no… no son obras, no… así, a primera vista, lo primero que piensas es que alguien en casa ha pensado en hacer algún tipo de cultivo ecológico, de esos que ahora están tan de moda, y utilizar el suelo de la cocina para tal fin. Desde luego abono no le va a faltar. Que a mí no me importa, que conste… lo que pasa es que yo soy más de carne, sabes? Aunque ahora que me fijo bien, descubro que la posibilidad de criar un gorrino entre estas cuatro paredes no es nada descabellada. Cumple las condiciones idóneas para el cuidado del animalito…es decir, es una colosal pocilga…

Cruzas la cocina, llegas al fregadero y…. Coñiiiio!! si la sartén tiene más hongos que el casco del Titanic!! Pero vamos a ver… Sr. Cousteau… tantos años dejándose los pulmones en los mares de mundo, cuando resulta que en mi fregadero hay una vida subacuática cuyo estudio lo hubiera catapultado al Nobel.
Piensas que lo mejor es bajar a tomarte una caña al bar de al lado, o mejor dos. No es que te apetezca mucho, pero… no debemos olvidar que el primer mandamiento en un piso compartido es “escaquearse sobre todas las cosas”. Así que vamos a ello….abre la puerta y no olvides limpiarte los pies en el felpudo al salir.


La Vecina del Quinto

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